martes, 29 de septiembre de 2015

Capítulo 8: En todas partes, tú.

1998.

-Ala! En serio? Es tuya?

-Me la ha dejado mi primo… hasta que pueda comprarme una… - contesto orgulloso –

-Es una pasada… - dice mirando la moto –

-Es una scooter Malú… - digo restándole importancia – pero ya sabes que mi carnet de la moto no era una tontería… quería una moto de verdad…

-Qué guay… - mira a la moto mordiéndose el labio –

-Te doy una vuelta? – digo sonriendo –

-Qué? – me mira escandalizada – no no, mi madre me mata si me monto a una moto…

-No tiene por qué enterarse – abro el asiento – además, tengo un casco para ti.

Me mira con una cara de ilusión que pocas veces le he visto. Lo que no sabe es que la ilusión que me hace a mí llevarla en mi moto, no es comparable con nada.

-No corras eh? – dice agarrándose a mi cintura – no quiero matarme…

-Tranquila… tendré cuidado – digo sonriendo mientras la pongo en marcha –


2010.

El coche comienza a dar bandazos hacia el carril derecho, donde se sitúa un coche negro, grande, de alta gama, que esquiva las teóricas embestidas. Pero qué cojones es esto? No me da tiempo a pensar, solo a intentar memorizar la matrícula. Tengo alma de policía, de hecho me lo planteé seriamente hace algunos años. Tras unos segundos de bandazos en los que todo parece pasar muy despacio, amaino mi velocidad casi por instinto. Justo cuando el coche del carril izquierdo, impacta en el del derecho. Todo sucede entonces muy deprisa. Aprieto el freno con todas mis fuerzas para no tragarme al coche de alta gama, que primero golpea en el quitamiedos de la derecha, luego en el de la izquierda, para comenzar a dar vueltas de campana mientras yo intento frenar para no estrellarme. Consigo detener el coche, no sé donde está el coche hasta que miro el retrovisor. Con las ruedas en el suelo, pero la carrocería hecha una mierda. Justo delante de mí, el otro coche, en dirección contraria. 

Veo salir a su conductor y la rabia me puede. Agarro el móvil y bajo de mi coche, dispuesto a partirle la cara si hace falta. Acaba de provocar un accidente grave seguramente, y casi me mato por su culpa.



-Qué cojones has hecho? – le grito dirigiéndome a él –
Cuando me ve, parece que se frena. Duda un segundo, y deshace sus pasos para subirse a su coche.

-Eh! Hijo de puta! – corro hacia él mientras da la vuelta – maldito cabrón! – grito al ver como se aleja – tengo tu matrícula imbécil… - susurro mientras marco el 112 –

Me giro y veo el coche recubierto de una fina capa de humo. Corro hacia mi coche, dispuesto a manejar el poco tráfico que hay, para que no haya más accidentes. Me pongo el chaleco a toda prisa y corro hacia el coche que se ha estrellado.

-Si, urgencias? Ha habido un accidente en... - hablo nervioso - en el tramo de… - conforme voy andando, voy divisando la figura del conductor – si… el otro coche se ha dado a la fuga, ha sido provocado, tengo su matrícula… - digo convencido – si, creo que hay un herido, me estoy acercando al… - afino la vista cuando estoy apenas a unos metros del coche – no puede ser… - susurro – Hostia… - corro para alcanzar el coche, que está apenas a unos metros – dense prisa! – grito y cuelgo el teléfono – Malú! – grito al llegar a su altura… efectivamente, es ella – no… no no no! – grito desesperado al ver como sale sangre de su frente – Malú! – vuelvo a gritarle intentando abrir la puerta – Malú contéstame!

Siento la adrenalina correr por mi cuerpo incesante. La adrenalina y el miedo, mucho miedo. No sé muy bien cómo, consigo abrir la puerta del coche. El corazón me late a varios miles de latidos por minuto cuando veo toda esa sangre. No puede ser.

-No… Malú… - dirijo mi mano a su cabeza, que está apoyada en el asiento – Malú contestame, vamos! – aspiro fuerte, sin darme cuenta, estoy llorando de la desesperación – Dios mio… - susurro – no me hagas esto Lula… - me arranco una manga de la camisa para empapar esa sangre – Malú… abre los ojos por favor… - suplico mientras las lágrimas ya son irrefrenables – Un médico joder!! – grito desesperado hacia la carretera, donde se encuentran varios coches parados – No… - pongo mi mano temerosa en su cuello, intentando encontrar un latido que me haga calmarme un poco – no… tú no Lula…
De repente, noto como mueve una mano y siento como si el aire de repente entrase en mis pulmones, como si llevara años sin respirar y lo estuviera haciendo por primera vez.

-Malú… no te muevas… - pongo mis manos con cuidado en su cara – háblame… abre los ojos…

Abre los ojos levemente, como si ese simple gesto ya le causara un esfuerzo tremendo.

-Álex… - susurra –

-Estoy aquí… estoy aquí contigo… todo va a ir bien vale pequeña? – digo mientras intento mantener la compostura. Me siento extraño durante milésimas de segundo al haberle llamado pequeña… así la llamaba cuando éramos amigos –

-Lo siento… - susurra –
Me deja paralizado. Lo siente? Qué es lo que siente? Qué está diciendo?

-No pasa nada, no ha sido culpa tuya… dime qué te duele… - resopla levemente –

-No puedo respirar… - dice con gesto de dolor –

-Si, si puedes… respira… - me aboco al enganche del cinturón para quitárselo con cuidado – no te muevas de acuerdo? En seguida te sacan de aquí…

-No te vayas… - suplica cerrando los ojos, con gesto de dolor –

-A donde me voy a ir eh? – acaricio levemente su cara mientras observo detenidamente su cuerpo, buscando alguna herida que necesite que le tapone – soy tu guardaespaldas recuerdas?

-Si… - contesta sonriendo levemente – sácame de aquí por favor… - solloza –

-Eh, escúchame… - agarro cuidadosamente su cara – no voy a moverte sin que llegue un médico de acuerdo? Pero no me voy a mover de aquí, voy a quedarme contigo vale? – asiente levemente – no muevas la cabeza ni intentes mover nada

Observo su pierna derecha, impresiona de estar fracturada. Tiene un poco de sangre en las piernas, seguramente por los roces y golpes, pero no parece nada grave. Seguramente tiene la tibia o el peroné rotos… o los dos… no tiene sangre llamativa en el resto del cuerpo, solo la de la frente, que parece más escandalosa que otra cosa.

Comienzo a escuchar las sirenas y respiro hondo. Miro a Malú que sigue con gestos de dolor pero se queda mirándome de vez en cuando, sin hablar, mientras yo, intentando no moverla demasiado, sigo explorándola.

-Álex… - susurra –

-Dime – acaricio levemente su cara –

-Siento mucho lo que pasó… - noto como, de un momento a otro, va a empezar a llorar –

-No digas tonterías… - pongo gesto de sorpresa - eso no tiene importancia ahora… - vuelvo a acariciar su mejilla – lo importante es que te pongas bien…

-Me voy a morir? – pregunta con voz asustada –

-Claro que no – digo convencido – ya están aquí, te sacarán en seguida y te llevarán al hospital y todo estará bien de acuerdo? – asiente levemente –

-Qué ha pasado? – pregunta uno de los sanitarios que venía en la ambulancia –

-Un coche le ha embestido y se ha chocado contra la mediana… ha dado varias vueltas de campana… - noto mi voz temblorosa –

-Lo has visto todo? – pregunta sin mirarme, comenzando a explorar a Malú –

-Si… estaba unos metros por detrás… - me aparto un poco de la puerta –

-Miguel! Llama a los bomberos, quizá necesitemos su ayuda! – observo como uno de ellos vuelve al interior de la ambulancia – bien, necesito la cuchara para sacarla de aquí – habla a su equipo, dos personas que están a su lado –

-Ya tiene vía – responde la enfermera –

-Ve pasándole suero y analgésico… - responde seguro – cómo te encuentras?

-Me duele… - contesta susurrando –

-Qué te duele?

-Todo… - hace un gesto de dolor –

-Creo que tiene una fractura en la pierna izquierda… - el médico se gira hacia mí algo sorprendido –

-Eres médico? – pregunto devolviendo la mirada al interior del coche –

-No… soy… fisioterapeuta… - contesto algo avergonzado –

-Si parece que hay una fractura… aunque no es abierta…

-Vamos a poder sacarla nosotros? – pregunta el otro sanitario –

-No lo sé… no queremos que tenga lesiones medulares, si es que no las tiene ya…

-Movía las piernas… - digo instantáneamente –

Noto como el médico vuelve a mirarme un tanto sorprendido. Acto seguido, coloca un collarín en el cuello de Malú, que sigue quejándose a regañadientes. Miro a mi alrededor, todo el tráfico parado, un coche de policía aparcado en el arcén izquierdo de los carriles contrarios, dirigiendo el tráfico y muchos curiosos fuera de sus coches. Resoplo llevándome las manos a la cabeza cuando escucho como se queja.

-Miguel, vienen o qué? – pregunta el médico a gritos –

-Vienen de camino, están al caer…

-Bien… cuando vengan decidiremos entre todos como la sacamos… de momento está estable…

-Está bien? – pregunto dando un paso hacia delante –

-De momento estable… la conoces?

-Claro que la conoce Martín… la conocemos todos… - responde la enfermera – no te preocupes Malú… te pondrás bien, ya lo verás… - intenta reconfortarla, aunque dudo mucho que lo consiga, parece dolerle mucho –

-La exploración neurológica es normal… - el médico habla en voz alta – la herida de la cabeza parece superficial… pero se va a llevar un tac sin duda… - trago saliva – Malú, escúchame… te vamos a sacar de aquí con cuidado de acuerdo? Ahora mismo está todo estable, sabemos que te duele y te vamos a quitar el dolor, pero lo más importante es que no intentes moverte… me escuchas?

-Si… - contesta en voz baja – me duele mucho la pierna… - se queja amargamente –

-Lógico, tienes una fractura parece ser… te estamos pasando medicación para que deje de dolerte… ponle más analgesia – se dirige a la enfermera – el otro conductor se ha ido?

-Si… pero tengo la matrícula… - contesto –

-Bien, acércate a los agentes y cuéntales lo que has visto
Me dispongo a dar unos pasos hacia ellos cuando su voz me lo impide.

-No! Álex, no te vayas… - Malú alza la voz y hace un gesto de dolor –


Me quedo paralizado al lado del coche, mirándola mientras el médico y la enfermera se miran entre sí y me miran con gesto comprensivo.


-Está bien – contesta el médico – les diremos que te tomen declaración cuando la saquemos… 

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