lunes, 28 de septiembre de 2015

CAPÍTULO 3: Perdida (1ª parte)

2010.

Cuando paseo con Rex por el monte me ocurre, me quedo absorto mientras él da vueltas sobre los matojos y me mira. Debe pensar que tiene un dueño autista. Escucho su ladrido, como sin intentase que le hiciera caso. Pobrecito.

-Qué pasa Rex? Quieres buscar un palo? – me agacho y agarro uno adecuado – mira Rex, busca! Busca! – se lo lanzo hacia los matorrales y sale corriendo como alma que lleva el diablo. Sonrío enternecido, me encanta este perro.

Tras unos segundos en los que espero que vuelva y vuelvo a recordar un poco aquella noche, me doy cuenta que Rex no vuelve.

-Rex! Rex! – silbo para que venga – dónde te has metido? – me dirijo hacia los matorrales hasta que escucho su ladrido – qué pasa Rex? – acelero el paso, ladra sin parar – Rex! – exclamo al ver la escena, un perrito, parece mestizo, yace sobre la hierba, respirando agitadamente – vaya… qué le ha pasado a esta preciosidad? – me percato que es una perrita –

Miro alrededor, no veo a nadie, y nadie parece estar buscando al animal, así que decido en unos segundos cogerla en brazos y llevarla a un veterinario. No puede ponerse de pie, parece que debe tener algo roto. Veo cerca un terraplén… seguramente ha bajado por ahí y se ha caído. Pobrecita, me mira con una cara que es imposible no hacer nada.

-Rex, ven aquí – le ordeno y le pongo la correa – camina a mi lado – le ordeno y parece hasta entenderlo –

Bajo por la cuesta hasta llegar al descampado donde está mi coche y monto a la perrita detrás y a Rex delante. No quiero que se le vaya la pinza y se ponga a ladrarle, aunque veo improbable que eso pase, parece que mi perro va teniendo sentido común.

-Qué ha pasado? – pregunta Antonio, el veterinario de la clínica donde suelo llevar a Rex –

-La ha encontrado Rex en el monte – camino tras él, imagino que hacia una sala para poder examinarla – respira con dificultad y creo que tiene una pata trasera rota – la dejo sobre la camilla tal y como me indica Antonio –

-Veamos a ver qué le pasa a esta preciosidad… - observo como se pone los guantes – espera fuera Álex.

-Te vas a poner bien pequeña… - acaricio su cabecita cariñosamente bajo la atenta mirada de Antonio -

Sigo las instrucciones de Antonio y salgo fuera a sacar a Rex del coche. Odio dejarlo dentro, aunque solo sea para un minuto, pero no podía bajarle teniendo a la otra perrita en brazos. Rex es un perro tranquilo, manso, incapaz de hacerle daño a nadie, o eso creo. Tiene ya un año y 3 meses, con lo cual ya casi está completamente educado. 

No he tenido que invertir mucho tiempo en ello puesto que es un perro muy listo y no hace falta repetirle las cosas para que lo comprenda. A veces me sorprende la capacidad que tiene de saber comportarse en todo momento. Como ahora, sigue sentado en el suelo, a mi lado, sabiendo que estoy esperando algo o a alguien, así que él también espera. Es genial.

Tras un buen rato esperando, planteándome qué hago allí, Antonio sale a mi encuentro con gesto serio.

-Bueno, tenías razón, tiene una pata rota

-Vaya…

-Pero además tiene una costilla rota que ha hecho daño al pulmón, por eso respiraba con dificultad. Voy a tener que operarla.

-Joder… - respondo impresionado – pobre perro…

-Creo que se pondrá bien, no creo que surjan complicaciones en la cirugía, es una perrita joven… calculo que tendrá unos dos años más o menos. – resopla – hemos localizado a la dueña y viene de camino… por qué no te quedas aquí y hablas con ella cuando llegue?

-Yo?

-Si, tengo que operarla ya, sino si que pueden surgir complicaciones.

-Entiendo…

-Creo que me ha dicho que vive por aquí así que no creo que tarde, de todas formas va a quedarse María también por si viene alguien más, pero yo tengo que entrar a quirófano con Raúl – su ayudante –

-Vale, entonces qué le digo a la chica cuando llegue?

-Que la estamos operando y que se pondrá bien… también le vendrá bien hablar contigo, tú has traído a su perro… estaba muy nerviosa por teléfono… - suspira – dice que la ha dejado a cargo de alguien y que se le ha escapado…

-Vale… me quedaré entonces.

-Tenías algo que hacer? – pregunta mostrando gesto de apuro de repente –

-No no… hoy precisamente no – sonrío amablemente –

-Gracias Álex… esto bien vale un corte de pelo gratis para Rex

Rex alza las orejas al oir su nombre, cosa que me hace sonreir. Sin más, vuelvo a sentarme en las sillas, pensando en qué decirle a esa chica cuando llegue. Menudo marrón me ha tocado, sobre todo si pienso en cómo estará si es igual que yo con los perros. Si a Rex le pasara algo, yo no sabría que hacer realmente. 

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