martes, 29 de septiembre de 2015

CAPÍTULO 11: Me sigues importando

-Eh mira, es Malú! Tía buena!

-Joder colega… la gente es subnormal – susurro a su lado mientras seguimos caminando –

-Hazte una foto con nosotros no? A donde vas con tanta prisa? – esa pareja de chicos se interpone en nuestro camino –

-Claro – sonríe forzadamente –

Mientras se hacen la foto, uno de ellos le mete mano y ella se gira propinándole un empujón que parece hacerle enfurecer.

-Qué estás haciendo? – me interpongo entre ella y ese gilipollas –

-Vuelve a tocarme y…

-Y qué niña de papa? – le espeta de manera borde – qué me vas a hacer? – dice burlándose –

-Te vas a ir de aquí ahora mismo – digo empujándole levemente –

-Qué pasa, quieres pelea? – se encara conmigo –

-El que no quiere pelea eres tú porque te dejo la cara como un mapa si me da la gana – digo haciéndome el chulo –

-Va tío, vámonos… - le dice el otro amigo –

-Tss… flipao… - me responde, dándose la vuelta y largándose de allí –

-Será imbécil… - digo girándome hacia Malú, que me mira primero seria y después con una leve sonrisa –

-Te voy a contratar… - dice de manera tímida –

-Estupendo – contesto triunfante –

-Gracias… - me da un tímido beso en la mejilla –

Sin decir nada más, me sonríe y echa a andar y yo no puedo evitar tocar mi mejilla. Joder… cómo voy a echarla de menos…

2010.


Media sonrisa se me escapa al recordar aquella escena. Faltaban pocos días para que Malú se fuese del instituto y yo aprovechaba cada minuto que tenía para estar con ella. Qué tiempos… y qué pillado estaba sin darme cuenta. Me apoyo en la pared y, de repente, siento unas ganas irrefrenables de llorar. No pienso hacerlo con gente pasando por el pasillo, así que comienzo a andar rápido hasta el baño más cercano. Entro a toda prisa y me encierro en uno de ellos. Es cerrar la puerta y echarme a llorar, como pocas veces lo he hecho. Lloro de la tensión, del miedo que he pasado, de los recuerdos, de todo lo que tengo acumulado durante horas. Quizá durante años. Quizá desde el momento en que salí de su casa aquella noche, llevo acumulando esto. No sé cuántos minutos me tiro dentro... cuando creo que ya me he desahogado bastante, tiro el trozo de papel al baño y tiro de la cadena. Justo al salir, veo a Jose apoyado en el lavabo. Agacho la cabeza, rezando para que no me haya escuchado. Qué vergüenza.

-No sé por qué, sabía que eras tú… - dice serio – estás bien?

-Eh? – me hago el loco – si si… claro…

-Siempre supe que eras amigo de mi hermana por como era… no por la familia que tenía… - dice de repente – y hoy me lo has dejado claro… - se acerca a mí – me alegro de que nos hayamos encontrado de nuevo tío…



Sin decir nada más, me suelta un abrazo de esos que reconfortan y emocionan a la vez. Otra vez esas ganas de llorar, pero consigo frenarlas a tiempo. Al parecer, esos años en los que era amigo de Malú, no solo me ponen nostálgico a mí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario