miércoles, 30 de septiembre de 2015

CAPÍTULO 18: Por no haber escuchado tus ruegos

1992.

-Corre! – grita riéndose mientras corre detrás de mí –

-Como os pille algún día os vais a enterar!! – escuchamos gritar a la señora –

Seguimos corriendo hasta que damos la vuelta a una esquina.

-Jajajajaja! Estaba en pijama! – grita sin parar de reírse –

-Y tu cara? Has puesto esta – me imita con cara de susto –

-Algún día nos pillarán y nos caerá una bronca – digo intentando ponerme serio –

-Y lo divertido que es? – ríe a carcajadas – vamos a tocar a los de aquella calle – señala la calle de enfrente –

-Vale – contesto sonriendo –


2010.

Niego con la cabeza al recordarlo y no puedo evitar sonreir. Malú era una niña que no se metía con nadie… pero le encantaba hacer pillerías de ese tipo. Siempre estaba pensando en cómo divertirse. 

La verdad es que me encantaba jugar con ella de pequeño. La de veces que su madre o la mía nos han echado la bronca por llegar tarde… y todo porque nos quedábamos jugando sin mirar la hora. Suspiro. Qué tiempos aquellos… ojalá pudiera volver a ser niño y no tener que preocuparme de nada, nada más que de divertirme.

Suena mi teléfono. Un número que no reconozco, una vez más. Me siento tan tentado a no cogerlo… no me apetece hablar con nadie en este momento. Pero vuelvo a caer, vuelvo a cogerlo, vuelvo a estar tenso por no saber quién es.

-Si. – contesto seco –

-Eh… Álex? – la voz me suena de nuevo a Vero, la amiga de Malú –

-Otra vez tú? No vas a dejarme en paz? – contesto de manera totalmente borde –

-Eh… - de repente noto que la voz no es la de Vero – soy Malú.

-Qué? – pregunto sorprendido – ah… qué… qué pasa?

-No… perdona… - habla atropelladamente – siento haberte molestado, no… no tenía que haberte llamado.

-No Malú, espera! – grito para que no cuelgue – perdona… - resoplo – pensaba que eras otra persona…

-No pasa nada… - oigo un ligero suspiro – quería disculparme por lo de esta tarde… no hagas caso a Vero… - carraspea – le cuesta mucho reconocer que se ha equivocado.

-Ah… no te preocupes… - digo algo contrariado –

-Quizá le cuesta igual que a mí… - dice sin más – sé que pensarás que estoy loca o algo así pero… - trago saliva, de repente me siento nervioso – es que… sé que no me porté nada bien contigo… y… aunque haga mucho tiempo…

-Malú, eso no tiene importancia ahora… - me apresuro a contestar… me está dando un apuro tremendo esta conversación –

-Déjame acabar porfa… - dice con voz de niña – si no me disculpo en condiciones, no voy a dejar de sentirme tan mal nunca… - suspira y yo espero paciente – estás ahí?

-Si si… estoy aquí…

-Pues eso que… que me gustaría que hablásemos… que… - noto como no sabe muy bien qué decir – que después de todo lo que has hecho por mí, lo mínimo por mi parte es alguna explicación.

-No la necesito Malú… - contesto algo cortado –

-Pero yo necesito dártela… - se apresura a contestar – mañana creo que no habrá tanta gente en mi casa… por qué no te vienes? – suspira – si no tienes nada que hacer claro…

-Eh… bueno… trabajo… - contesto – pero solo trabajo por la mañana…

-Podemos quedar a comer si quieres.

-Vale.

-Vale.

Noto como la conversación se ha transformado en una conversación entre robots. Contesto automáticamente, sin pensarlo. Es imposible negarme.

-Bueno… - acierta a decir – mañana hablamos entonces.

-Si – contesto todavía contrariado –

-Hasta mañana

-Hasta mañana – contesto –


Perfecto. Cuelgo el teléfono y siento que me acabo de meter en un lío. Un lío bastante importante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario