jueves, 22 de octubre de 2015

CAPÍTULO 33: Remendando mis heridas

2004.

-Antes de que se me olvide… - Alejandro coge mi mano, intentando que no me vaya así -

-Ale, tengo prisa… - digo cogiendo el bolso, dispuesta a irme después de la bronca que me acaba de echar –

-Ayer vi a Álex en mi concierto… - se queda expectante mirándome –

-Qué Álex? – digo desganada –

-Álex… tu amigo… - dice frunciendo el ceño – hacía tantos años… - sonríe de forma estúpida - le pregunté si seguíais manteniendo el contacto y…

-Ale… - resoplo – no estoy para tonterías…

-Pero… - se queda sorprendido – Lula, si era tu mejor amigo…

-Tú lo has dicho… - digo agarrando de nuevo mi bolso – era.


2010.

La verdad es que esto se me está haciendo larguísimo… y me siento débil… muy débil… no puedo apoyar el pie ni siquiera con las muletas. Las inyecciones que me pincho en la barriga cada vez me dan más repelús. Más de un día he pensado en no ponérmela… pero luego he leído por internet las consecuencias y no me apetece volver al hospital. Esto va a ser más largo de lo que yo pensaba. Le dije a Álex que viniera hoy para hablar de mi rehabilitación… él aún no lo sabe, pero he pensado que podría ayudarme. Mejor alguien de confianza que un extraño que entre en mi casa y no esté segura de lo que va a contar o no. Aunque he de reconocer que me da muchísima vergüenza que me trate él. Seguro que tiene que hacerme masajes en la pierna. Por dios, qué vergüenza… con la de pelos que tiene que haber ahí cuando me quiten la escayola. Debo acordarme de depilarme justo después de que me la quiten. Que no se te olvide Malú… que no se te olvide.

-Voy a abrir…

Vero está en casa. No sé como va a ser el reencuentro con él después de lo que ocurrió. Cada vez que recuerdo como, por arte de magia, salió de mi cocina y le quitó la pistola a… Pfff… se me ponen los pelos de punta. Vero apenas me ha hablado de él estos días. Creo que está avergonzada por cómo se comportó con él en un principio. Más todavía después de lo que ha pasado. Pero Vero no es de las que le dura la vergüenza eternamente… me da miedo a veces… no se calla una.

-Buenas… - Álex entra en el salón sonriendo – vaya, y esta princesa? – se dirige a mi ahijada… con una dulzura que, hasta ahora, no le había visto – me das un beso cariño? – la niña le mira ensimismada hasta que le enseña una muñeca con la que está jugando – ala! – exclama exageradamente – qué chulo! – la niña sonríe mientras él se agacha – dame un beso anda – pone cara de pena y la niña le planta un sonoro beso en la mejilla –

-Tú eres padre verdad? – dice Vero extrañada por la mano que tiene con la niña –

-Si… - dice levantándose. Le miro extrañada – tengo hijos por todo el mundo… como Julio Iglesias…

Se me escapa una risa breve. Es tan majo que hasta a Vero parece que le sorprende.

-Qué es eso que querías contarme? – dice mirándome –

-Quiere que seas su fisio – suelta Vero sin mirarme –

-Vero! – me quejo –

-Qué? Le ibas a dar mil vueltas… - dice como si nada –

-Quieres que me encargue de tu rehabilitación? – pregunta sorprendido –

-Bueno… - agacho la cabeza un tanto tímida – he pensado que…

-No quiere meter en casa a nadie extraño – vuelve a intervenir Vero mientras juega con su hija –

-Pero tú que eres ahora, mi jefa de prensa? – digo indignada –

-Jajaja – Álex suelta una breve carcajada –

-Si me pagas yo soy hasta la chacha… - se alza de hombros –

-En fin… - pongo los ojos en blanco – no quiero ponerte en un compromiso ni nada de eso… - digo apurada – si estás ocupado…

-Hecho – contesta cortándome –

-Eh… - me deja cortada – en serio? Ya está? – pregunto sorprendida, no parece habérselo pensado mucho -

-Claro… - sonríe – pero soy de los que meten caña, te aviso…

-Uhhhh – Vero pone un tono interesante – eso ha sonado mal

-No puedo con ella… - digo poniendo dramáticamente mi mano sobre mi frente mientras Álex se ríe –

-Oye Álex, tu sabes pinchar? – pregunta como si nada –

-Que se entiende por pinchar? – pregunta sonriendo pícaramente –

-Me mola… - dice Vero – me mola esa ironía… - se levanta y se dirige a la mesa – me refiero a esto

Me tapo la cara agotada. Le enseña una de las jeringuillas que tengo que pincharme en la barriga si no quiero que, de estar sin apenas moverme, se me forme un trombo en la pierna. Que ni siquiera sé lo que es un trombo, pero suena fatal.

-No te las estás poniendo? – me mira sorprendido –

-Si lo estoy haciendo – replico –

-Si, pero hoy dice que pasa… - suelta Vero – y yo la quiero mucho, pero no puedo con las agujas…

-Cómo que pasas? – se dirige a mí con cierto tono de reproche – sabes lo que puede pasarte si no te las pones? – dice indignado –

-Por dios… qué dramático todo… - replico restándole importancia –

-Esto ayuda a que la sangre circule bien, sobre todo por tu pierna, que no la mueves… - coge la jeringuilla – y si no circula bien, se te formara un trombo que, probablemente, se te irá al pulmón y te impedirá respirar.

-Eh… - le miro sorprendida ante la crudeza del dato que me ha dado –

-Suena muy agradable eso que has dicho… - dice Vero –

-Te la pones? – me la enseña –

-Que paso de pincharme! – digo como una niña pequeña – me las pone mi madre, cuando venga se lo diré…

-Esto se pone a la misma hora todos los días… - dice mirándome –

-Que no pienso pincharme en la barriga joder! – replico –

-Pues levántate la camiseta… - dice agachándose a mi lado –

-Qué? – le miro espantada – ni de coña…

-Solo un poco, te pincho rápidamente y listo… - se da la vuelta y coge un algodón, lo impregna en alcohol y me lo enseña – quieres que sea tu fisio?

-Chantaje a la vista… - dice Vero sin mirarnos –

-Agg… - me quejo mientras me subo sutilmente la camiseta – dios, es que tengo la barriga como si me hubieran pegado una paliza… - me refiero a todos los morados que me han salido por las inyecciones –

-Venga… - noto sus manos en mi abdomen y como cogen cuidadosamente una parte de mi piel y siento el pinchazo que me hace arquearme débilmente – ya está… mira qué dramón… - dice irónico –


-Al final me vas a caer bien y todo… - dice Vero sin mirarle – 

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