1998.
-Álex!!
Escucho a Toni
gritarme, pero me da igual. Necesito huir. Salir de allí y no pensar. La lluvia
empapa mis huesos. Se ha ido, y tengo la sensación de que se ha ido para
siempre. La sola idea de no volver a verla me está matando por dentro.
Corro sin descanso,
aunque mi respiración me está avisando que, si no paro, me hará parar dentro de
poco. Unos metros después, paro en seco y pongo mis manos en mis rodillas,
arqueando mi espalda para coger aire. Estoy en medio de un descampado por donde
pasa la vía del tren normalmente. Aquí veníamos a veces con los demás, a pasar
el rato con las bicis o lo que fuera. Joder… no puedo recordar nada que tenga
que ver con ella. Cada vez que lo hago, siento unas ganas irrefrenables de
llorar. De repente, mi móvil suena. Lo cojo algo temeroso. Mi Alcatel es lo
único que puede mantenerme en contacto con ella. Veo que tengo un SMS.
“Te voy a echar de
menos. Nos veremos pronto, te lo prometo.”
Lo único que me
faltaba para, ahora sí, echarme a llorar. Me siento en una de las piedras y
comienzo a repasar letra a letra ese mensaje. Es lo único que puede
reconfortarme en este momento.
2010.
Camino debajo de la
lluvia sin importarme apenas esa sensación de frío que me va invadiendo. Al
contrario, me encanta sentir que la lluvia me cala por completo. Es una
sensación única que, desde pequeño, me hace sentir una paz que muy pocas cosas
consiguen. A decir verdad, camino sin rumbo alguno. Solo muevo las piernas
mientras mi cabeza intenta ponerse en orden. No estoy muerto, de eso no hay
duda. Si estuviera muerto, no sentiría la lluvia sobre mí. Estoy vivo, quizá
más que nunca.
Lo de hoy es algo
difícil de asimilar, incluso para mí, que estoy acostumbrado a encajar golpes
uno tras otro. Es difícil asimilar que he sido capaz de poner mi vida en
peligro con tal de defenderla. Por qué he hecho eso? No… no puede ser… no me
puede estar pasando otra vez… no puedo estar pillado de nuevo. O quizá no he
dejado de estarlo. Frunzo el ceño mientras sigo caminando bajo la lluvia. No es
eso. Es que esto es lo que hubiera hecho si hubiéramos tenido 15 años. Y sí, en
ese momento estaba pillado de ella… pero ahora no lo estoy… ahora es más bien…
un sentimiento de… protección… eso es… afirmo con la cabeza. De querer que esté
bien… de…
-Mira por donde vas
imbécil! – me exclama un conductor pasando por delante de mí –
Joder… donde estoy?
He cruzado la calle sin mirar. Genial, hubiera sido hasta poético morir
atropellado tras sobrevivir a un tío con una pistola.
No hay más que
pensar. Malú para mí era como mi hermana… aunque ese sentimiento se mezclara
con otras cosas hace unos años. Compartimos tantas cosas de pequeños… joder, he crecido con
ella. Y no quiero volver a estar 12 años sin saber de ella. Por un lado, me
gustaría huir y no volver a pisar su casa… demasiados recuerdos cuando veo a
sus padres… y es como si no los tuviera asimilados todavía. Como si esos
recuerdos me doliesen. Quizá me duelen porque se perdieron… porque no importó
cuánto tiempo habíamos estado juntos. Cuando comenzó su carrera, yo acabé para
ella. Y eso me dolió… me dolió mucho. Y nunca se lo he dicho. Quizá es hora de
tener esa conversación que los dos tenemos pendiente.
Camino unos pasos
más hasta llegar a mi destino. Toco el timbre y la voz de Toni me recibe
sorprendido por el telefonillo.
-Abre tío – digo con
voz cansada –
No dice nada más.
Abro la puerta no sin esfuerzo y decido subir las escaleras, son solo dos
pisos. Cuando llego al rellano del segundo piso, Toni espera en la puerta. No
son horas imagino. Su cara sorprendida me hace esbozar una pequeña sonrisa. Van
a comenzar las preguntas en 3… 2… 1…
-Pero qué cojones??
– se acerca a mí con gesto asustado – qué te ha pasado??
-Me dejas pasar? –
pregunto con una sonrisa irónica –
-La madre que te
parió Álex… en qué lío te has metido?
Dirige su mano a mi
ceja y me aparto por el reflejo. Me duele, cada vez más, aunque no tanto como
las piernas. Es como si hubiera corrido una maratón empujando un camión o algo
así. Entro a su salón quitándome la chaqueta y me siento en el sofá. Estoy
empapado, pero no soy capaz de quedarme de pie.
-Tío, estás
empapado… de donde cojones vienes? – pregunta con tono hasta diría que enfadado
–
-Siéntate anda… - le
digo sin mirarle –
Narro todos los detalles
que recuerdo, impidiéndole que me corte, necesito contárselo todo del tirón. Su
mirada se va transformando conforme voy contando lo que acaba de pasar hace
unas horas. Se revuelve en el sofá y empalma los cigarrillos uno con otro, sin
descanso entre ellos, resoplando siempre que puede… sé que está deseando
hablar.
-Y me he puesto a
caminar… y… he llegado a tu casa… - concluyo –
-Ajá… - asiente
pensativo – y pretendes que te diga lo que pienso no?
-No – respondo
rápidamente – necesitaba contarlo, eso es todo…
-Pues te voy a decir
lo que pienso – da una calada fuerte y exhala el humo – eres un puto loco de
mierda! – grita levantándose del sofá – pero quién te has creído que eres? El
capitán América?
-Si… soy clavadito a
él – respondo irónico –
-Hablo en serio
joder! – dice indignado – estás colgado o qué? A quién se le ocurre? – se
pregunta moviéndose por el salón – A ti! – me señala – solo se te ocurre a ti…
- resopla – pero eres consciente de lo que ha podido pasarte? Joder! – gruñe
rabioso –
-Y qué cojones iba a
hacer? – replica furioso – claro que soy consciente de lo que ha podido
pasarme! – grito –
-No, no lo eres… -
resopla – no lo eres, maldita sea!! – tira el paquete de tabaco al sofá – te
juegas la vida así por alguien a quien no ves desde hace mil años? Que eres,
Maria Teresa de Calcuta?
-Vale ya con
compararme con nadie joder! – me pongo de pie – y deja de echarme la bronca
vale?
-Y qué esperabas que
iba a hacer? Darte una palmadita en la espalda – me la da – y decirte que eres
un héroe? – dice irónico – lo que eres es un inconsciente de tres pares de
cojones coño… - se da la vuelta, dándome la espalda –
Se hace el silencio.
Sé que tiene razón, pero, sinceramente, no necesito esta reacción ahora mismo.
Sé que no lo entiende, yo sé que no he podido evitar hacerlo, pero no soy capaz
de explicar el por qué.
-Quién estaba
contigo el día que Malú se fue? – pregunta de repente –
-No vayas por ahí… -
le advierto –
-Que no vaya por
ahí? – grita – yo estaba contigo… yo te vi joder! – alza más el tono todavía –
vi como te dejaba hecho una mierda y meses después te dejaba tirado, sin volver
a ponerse en contacto contigo, sin llamarte, sin preocuparse por ti en ningún
momento… - habla furioso – y ahora te la vuelves a encontrar y le salvas el
pellejo de un tío que se ha tirado? Y al que me imagino que también habría
dejado tirado… no me extraña que se le haya ido la cabeza de esa manera.
-Eh! – le grito
empujándole – estás justificándole?
-Qué? – me grita –
claro que no! Solo estoy diciendo que has hecho esto por una tía que no pensó
en ningún momento en el daño que podía hacerte… - resopla – joder! No quería
decir eso, lo siento…
-Te has pasado… -
digo cogiendo mi chaqueta –
-Álex… - me agarra
del hombro – joder, lo siento vale? No quería decir eso…
-Es mejor que me
vaya o terminaré partiéndote la cara… - digo mirándole – no tienes ni idea me
oyes? – le grito – ni idea!
Se hace un silencio
mientras miro al suelo con la rabia recorriéndome el cuerpo. Sé que Toni no lo
ha dicho a propósito, sé que no lo piensa, pero no voy a consentir que siga
hablando de esa manera… prefiero irme a escucharle…
-Álex tío… no te
vayas… - dice con voz más calmada – lo siento, cómo voy a justificar a ese
cabrón?... no quería que sonase así… - resoplo mirando al suelo – no te vayas
coño… vamos a hablar…
Resoplo frustrado
dejando la chaqueta de nuevo en el sofá… pongo los brazos en jarra, con la
mente agotada de esta discusión absurda y del día en general.
-Joder… - dice
mirándome con gesto incrédulo – no estarás pillado no?…
-Qué? – pregunto
sorprendido –
-Sigues pillado… es
eso?
-Estás tonto o qué?
– digo irritado – claro que no… es solo que… - no termino la frase –
-Que?... – pregunta
intentando que siga hablando –
-Que… joder… -
resoplo de nuevo – que no quería que le pasara nada malo… que… - suspiro –
sigue importándome vale?
Toni suspira
quedándose callado mientras se sienta a mi lado. Pasa una mano por mi hombro en
señal de apoyo al ver como estoy a punto de romperme de nuevo.
-Vale tío… perdona… no… - carraspea – no tenía que haberme puesto así… - suspira – es solo que… joder! – exclama – a quién voy a contarle yo mis penas si te pasa algo? – sonrío sin querer – va, quítate esta ropa, estas helado… - sonrío irónico mirando mis vaqueros empapados – pedimos unas pizzas y te quedas a cenar?
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