jueves, 8 de octubre de 2015

CAPÍTULO 29: Sabes bien

1998.

-Álex!!

Escucho a Toni gritarme, pero me da igual. Necesito huir. Salir de allí y no pensar. La lluvia empapa mis huesos. Se ha ido, y tengo la sensación de que se ha ido para siempre. La sola idea de no volver a verla me está matando por dentro.

Corro sin descanso, aunque mi respiración me está avisando que, si no paro, me hará parar dentro de poco. Unos metros después, paro en seco y pongo mis manos en mis rodillas, arqueando mi espalda para coger aire. Estoy en medio de un descampado por donde pasa la vía del tren normalmente. Aquí veníamos a veces con los demás, a pasar el rato con las bicis o lo que fuera. Joder… no puedo recordar nada que tenga que ver con ella. Cada vez que lo hago, siento unas ganas irrefrenables de llorar. De repente, mi móvil suena. Lo cojo algo temeroso. Mi Alcatel es lo único que puede mantenerme en contacto con ella. Veo que tengo un SMS.

“Te voy a echar de menos. Nos veremos pronto, te lo prometo.”
Lo único que me faltaba para, ahora sí, echarme a llorar. Me siento en una de las piedras y comienzo a repasar letra a letra ese mensaje. Es lo único que puede reconfortarme en este momento.


2010.

Camino debajo de la lluvia sin importarme apenas esa sensación de frío que me va invadiendo. Al contrario, me encanta sentir que la lluvia me cala por completo. Es una sensación única que, desde pequeño, me hace sentir una paz que muy pocas cosas consiguen. A decir verdad, camino sin rumbo alguno. Solo muevo las piernas mientras mi cabeza intenta ponerse en orden. No estoy muerto, de eso no hay duda. Si estuviera muerto, no sentiría la lluvia sobre mí. Estoy vivo, quizá más que nunca.

Lo de hoy es algo difícil de asimilar, incluso para mí, que estoy acostumbrado a encajar golpes uno tras otro. Es difícil asimilar que he sido capaz de poner mi vida en peligro con tal de defenderla. Por qué he hecho eso? No… no puede ser… no me puede estar pasando otra vez… no puedo estar pillado de nuevo. O quizá no he dejado de estarlo. Frunzo el ceño mientras sigo caminando bajo la lluvia. No es eso. Es que esto es lo que hubiera hecho si hubiéramos tenido 15 años. Y sí, en ese momento estaba pillado de ella… pero ahora no lo estoy… ahora es más bien… un sentimiento de… protección… eso es… afirmo con la cabeza. De querer que esté bien… de…

-Mira por donde vas imbécil! – me exclama un conductor pasando por delante de mí –

Joder… donde estoy? He cruzado la calle sin mirar. Genial, hubiera sido hasta poético morir atropellado tras sobrevivir a un tío con una pistola.

No hay más que pensar. Malú para mí era como mi hermana… aunque ese sentimiento se mezclara con otras cosas hace unos años. Compartimos tantas cosas de pequeños… joder, he crecido con ella. Y no quiero volver a estar 12 años sin saber de ella. Por un lado, me gustaría huir y no volver a pisar su casa… demasiados recuerdos cuando veo a sus padres… y es como si no los tuviera asimilados todavía. Como si esos recuerdos me doliesen. Quizá me duelen porque se perdieron… porque no importó cuánto tiempo habíamos estado juntos. Cuando comenzó su carrera, yo acabé para ella. Y eso me dolió… me dolió mucho. Y nunca se lo he dicho. Quizá es hora de tener esa conversación que los dos tenemos pendiente.

Camino unos pasos más hasta llegar a mi destino. Toco el timbre y la voz de Toni me recibe sorprendido por el telefonillo.

-Abre tío – digo con voz cansada –

No dice nada más. Abro la puerta no sin esfuerzo y decido subir las escaleras, son solo dos pisos. Cuando llego al rellano del segundo piso, Toni espera en la puerta. No son horas imagino. Su cara sorprendida me hace esbozar una pequeña sonrisa. Van a comenzar las preguntas en 3… 2… 1…

-Pero qué cojones?? – se acerca a mí con gesto asustado – qué te ha pasado??

-Me dejas pasar? – pregunto con una sonrisa irónica –

-La madre que te parió Álex… en qué lío te has metido?

Dirige su mano a mi ceja y me aparto por el reflejo. Me duele, cada vez más, aunque no tanto como las piernas. Es como si hubiera corrido una maratón empujando un camión o algo así. Entro a su salón quitándome la chaqueta y me siento en el sofá. Estoy empapado, pero no soy capaz de quedarme de pie.

-Tío, estás empapado… de donde cojones vienes? – pregunta con tono hasta diría que enfadado –

-Siéntate anda… - le digo sin mirarle –

Narro todos los detalles que recuerdo, impidiéndole que me corte, necesito contárselo todo del tirón. Su mirada se va transformando conforme voy contando lo que acaba de pasar hace unas horas. Se revuelve en el sofá y empalma los cigarrillos uno con otro, sin descanso entre ellos, resoplando siempre que puede… sé que está deseando hablar.

-Y me he puesto a caminar… y… he llegado a tu casa… - concluyo –

-Ajá… - asiente pensativo – y pretendes que te diga lo que pienso no?

-No – respondo rápidamente – necesitaba contarlo, eso es todo…

-Pues te voy a decir lo que pienso – da una calada fuerte y exhala el humo – eres un puto loco de mierda! – grita levantándose del sofá – pero quién te has creído que eres? El capitán América?

-Si… soy clavadito a él – respondo irónico –

-Hablo en serio joder! – dice indignado – estás colgado o qué? A quién se le ocurre? – se pregunta moviéndose por el salón – A ti! – me señala – solo se te ocurre a ti… - resopla – pero eres consciente de lo que ha podido pasarte? Joder! – gruñe rabioso –

-Y qué cojones iba a hacer? – replica furioso – claro que soy consciente de lo que ha podido pasarme! – grito –

-No, no lo eres… - resopla – no lo eres, maldita sea!! – tira el paquete de tabaco al sofá – te juegas la vida así por alguien a quien no ves desde hace mil años? Que eres, Maria Teresa de Calcuta?

-Vale ya con compararme con nadie joder! – me pongo de pie – y deja de echarme la bronca vale?

-Y qué esperabas que iba a hacer? Darte una palmadita en la espalda – me la da – y decirte que eres un héroe? – dice irónico – lo que eres es un inconsciente de tres pares de cojones coño… - se da la vuelta, dándome la espalda –

Se hace el silencio. Sé que tiene razón, pero, sinceramente, no necesito esta reacción ahora mismo. Sé que no lo entiende, yo sé que no he podido evitar hacerlo, pero no soy capaz de explicar el por qué.

-Quién estaba contigo el día que Malú se fue? – pregunta de repente –

-No vayas por ahí… - le advierto –

-Que no vaya por ahí? – grita – yo estaba contigo… yo te vi joder! – alza más el tono todavía – vi como te dejaba hecho una mierda y meses después te dejaba tirado, sin volver a ponerse en contacto contigo, sin llamarte, sin preocuparse por ti en ningún momento… - habla furioso – y ahora te la vuelves a encontrar y le salvas el pellejo de un tío que se ha tirado? Y al que me imagino que también habría dejado tirado… no me extraña que se le haya ido la cabeza de esa manera.

-Eh! – le grito empujándole – estás justificándole?

-Qué? – me grita – claro que no! Solo estoy diciendo que has hecho esto por una tía que no pensó en ningún momento en el daño que podía hacerte… - resopla – joder! No quería decir eso, lo siento…

-Te has pasado… - digo cogiendo mi chaqueta –

-Álex… - me agarra del hombro – joder, lo siento vale? No quería decir eso…

-Es mejor que me vaya o terminaré partiéndote la cara… - digo mirándole – no tienes ni idea me oyes? – le grito – ni idea!

Se hace un silencio mientras miro al suelo con la rabia recorriéndome el cuerpo. Sé que Toni no lo ha dicho a propósito, sé que no lo piensa, pero no voy a consentir que siga hablando de esa manera… prefiero irme a escucharle…

-Álex tío… no te vayas… - dice con voz más calmada – lo siento, cómo voy a justificar a ese cabrón?... no quería que sonase así… - resoplo mirando al suelo – no te vayas coño… vamos a hablar…

Resoplo frustrado dejando la chaqueta de nuevo en el sofá… pongo los brazos en jarra, con la mente agotada de esta discusión absurda y del día en general.

-Joder… - dice mirándome con gesto incrédulo – no estarás pillado no?…

-Qué? – pregunto sorprendido –

-Sigues pillado… es eso?

-Estás tonto o qué? – digo irritado – claro que no… es solo que… - no termino la frase –

-Que?... – pregunta intentando que siga hablando –

-Que… joder… - resoplo de nuevo – que no quería que le pasara nada malo… que… - suspiro – sigue importándome vale?

Toni suspira quedándose callado mientras se sienta a mi lado. Pasa una mano por mi hombro en señal de apoyo al ver como estoy a punto de romperme de nuevo.

-Vale tío… perdona… no… - carraspea – no tenía que haberme puesto así… - suspira – es solo que… joder! – exclama – a quién voy a contarle yo mis penas si te pasa algo? – sonrío sin querer – va, quítate esta ropa, estas helado… - sonrío irónico mirando mis vaqueros empapados – pedimos unas pizzas y te quedas a cenar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario