miércoles, 14 de octubre de 2015

CAPÍTULO 32: Mi maestro

1998.

-Joder… mira mis pelos… - digo emocionado mirándola – suena genial…

-Este niño… - dice su madre acariciándome la cara – siempre tan expresivo.

-Seguro que os gusta? – dice insegura – no sé… se me hace tan raro escucharme ahí… - señala la minicadena –


-A mi me encanta – digo con voz sincera – tío… que tienes un disco Lula! – digo emocionado – en cuanto salga, me lo compro.

-De eso nada… - coge uno de los discos – para ti.

-En serio? – miro a su madre, que nos mira sonriente – eh, pero fírmamelo coño!

-Esa boca niño! – me reprime Pepi –


2010.

Pff. Cuánto tiempo hacía que no veía este disco? 

Sabía que tenía que tenerlo por alguna parte. Leo la dedicatoria una vez más.
“Para el mejor amigo que tengo y que tendré para siempre”. Qué mona. Menuda sonrisa más tonta se me ha puesto. Aparto el polvo de la carátula y guardo el cd en mi mochila. Esto tengo que enseñárselo a Malú, se va a morir cuando sepa que lo he guardado todos estos años.

Camino hacia su casa. Me siento diferente con ella. La verdad es que a veces es como si no hubiera pasado el tiempo, o, al menos, esa es mi sensación en estos días. Hemos hablado de tantas cosas como hemos podido, incluso su madre se ha unido a rememorar viejos tiempos algunas veces. Se hace raro porque es como si hubiera vuelto a aquella época… como si todo lo que viví en ese momento, pudiera volver a ocurrir.

Malú está mucho mejor, dentro de pocos días le quitarán la escayola, o eso creo. A veces siento el impulso de decirle que yo me hago cargo de su recuperación, pero luego me freno. No se exactamente por qué. Bah, no me necesita, seguro que tiene cientos de fisios dispuestos a trabajar con ella.

-Y eso que me abres tú? – digo sorprendido al verla con las muletas –

-Porque estoy sola – dice sonriendo mientras cojea - me duele el hombro y solo he andado del sofá hasta aquí con las muletas… - dice haciendo visibles gestos de dolor –

-Claro que te duele… tuviste una contusión y ha estado en reposo… - hago que se siente en el sofá para palpar su hombro – has hecho ejercicios de fortalecimiento?

-Eh… - me mira con cara culpable – si los hubiera hecho, los recordaría verdad?

-Eres un puto desastre… - niego con la cabeza – pues tienes que hacerlos… has perdido musculatura…

-Yo no tengo de eso – aprieto en uno de los puntos dolorosos – Au! – se queja y me mira con ojos asesinos –

-Tienes una contractura del copón ahí… - dejo su hombro y me siento a su lado en el sofá – quieres que te prepare una tanda de ejercicios y los haces aquí?

-Luego hablaremos de eso… - me deja extrañado, no sé a qué se refiere – qué tenías que enseñarme?

-Verás… - agarro mi mochila y saco el disco – te dije que lo tenía…

-Hostias… - lo coge entre sus manos – te lo firmé! – asiento sonriente – vaya dedicatoria… - me mira con cara de culpabilidad -

-A mi me ha encantado cuando la he vuelto a leer… - digo sonriente – donde lo puedo poner para escucharlo?

-Qué? Ni hablar… - niega con la cabeza – ni lo sueñes

-Anda mira, en el dvd mismo… - me levanto del sofá –

-Alejandro vuelve aquí – dice intentando levantarse del sofá –

-Alejandro? – me giro sorprendido – así me llamabas de pequeño cuando te cabreabas... incluso con el mismo tono de voz – digo sonriente –

-Dios... - resopla - Pero tío, estás flipando o qué? – veo como saca su vena macarra –

-Mola cuando sacas la macarra que llevabas dentro de niña…

-Me cago en la hostia… - se queja sin poder levantarse del sofá – te parecerá bonito aprovecharte de una tullida…

-Anda calla… - pongo atención al sonido –

-Oh… por favor… - se tapa la cara al escuchar el primer verso de aprendiz –

-Malú, no sé por qué te da tanta vergüenza… - digo riéndome – si está genial…

-No me gusta nada escucharme… - reniega –

Voy pasando las canciones hasta encontrarla. Me río a carcajadas cuando, al sonar la canción que me dijo que le recordaba a mí, se tapa la cara con el cojín del sofá.

-Quítala por favor… - me pone cara de chantaje – por caridad…

-Sabes cuántos años hace que no escucho esta canción? – muevo la cabeza al ritmo de la canción con los ojos cerrados – todas esas cosas eran las que querías decirme?

-Aggg – suelta un gritito – por qué me torturas así? Era una niña! – se excusa – tenía que pensar en cosas que me habían pasado para cantar con sentimiento…

-Es de Alejandro verdad? – asiente todavía tapándose la cara mientras la canción continúa – te costaba confesar que me querías? – digo medio en broma, medio en serio al escuchar ese verso –

-Socorro… - hace un gesto gracioso con la cara y se tumba en el sofá, con el cojín cubriendo su cara –

-Jajajajaja! Es total el haberte conocido Malú – digo siguiendo uno de los versos de la canción –

-Gilipollas! – grita debajo del cojín – No, ahora en serio… - se incorpora intentando aparentar normalidad… aunque puedo apreciar el rubor en sus mejillas – que me recordaba a ti por lo de la distancia y lo de tanto tiempo sin vernos y eso… - carraspea – y deja de mirarme con esa cara!

-Qué cara?

Reconozco que la situación me hace mucha gracia. Verla así, avergonzada pero manteniendo el sentido del humor que siempre le ha caracterizado, es una de las cosas que siempre me han gustado de ella. De repente, de la nada, aparecen en mí unas ganas de abrazarla que hace tiempo que no sentía. Me siento incómodo, muy incómodo. Y con ganas de largarme de allí, a donde sea, pero largarme.

-Por favor… qué voz más absurda… - se estira hasta que consigue coger el mando del dvd – se acabó – la música deja de sonar – ya me has torturado bastante…

El timbre suena mientras la incomodidad ha ido desapareciendo en unos segundos. La sensación apenas ha durado un momento. Ya estoy bien. Insisto en abrir yo la puerta, cuando, al abrirla, me encuentro con alguien que no esperaba. Alguien con quien también compartí parte de mi infancia.   


1997.

-Es que me gustan todas las canciones…

-Ya, pero dime cuál te gusta más hombre…

-Mmmm… - me quedo pensativo – amiga mía – contesto seguro –

-Jajajajaja – Alejandro se ríe mirando a Pepe – no sé por qué, sabía que esa era la que más te gustaba…


-Ah sí? – pongo cara de extrañado – por qué dices eso? – miro hacia Pepe y luego a Malú que mira a los dos sin entender nada –

-Porque sé que te recuerda a alguien… - dice Alejandro sonriendo y mirando hacia Malú – nunca olvides a quién te recuerda - dice en voz baja pegado a mi oído -


2010.

-Alejandro? – pregunta extrañado en la puerta – joder! Si que has cambiado coño! – me suelta una abrazo sin dejarme hablar – ya me habían dicho que igual no te conocía…

-Alejandro… - digo todavía en shock –

-Pues claro tocayo! – se ríe – que soy yo! – cierra la puerta riéndose – ven aquí hombre… - me da otro abrazo, pero no soy capaz de hacer nada – qué haces aquí?

-Eh…

-Quién es? – pregunta Malú desde el salón –

-Lulita! – la llama con cariño – qué pasa hija? – pregunta pasando al salón –

Me quedo parado en la puerta. Miles de recuerdos vienen de nuevo a mi mente. Miles de situaciones, de momentos… la verdad es que no sería capaz de explicar la de cosas que me unen a él. Recuerdo cuando me compré mi primera guitarra. Un día me atreví a llevármela a casa de Malú... y allí estaba él... los primeros acordes que me salieron, las primeras melodías... las primeras notas, fueron con él en esa casa. Desde entonces, llevo una guitarra allá donde voy, quizá ahora la he dejado aparcada... a veces me enfado con ella, suele pasarme cuando no me sale nada. En casa de Malú siempre había una guitarra, fuera de Alejandro, de su tío, de su padre o de su hermano... y yo me aficioné a ella por eso, por ellos, por Alejandro, por Paco... quería saber hacer lo que hacían ellos, pero, si me preguntaban a quién quería parecerme de mayor, yo solía responder que a Alejandro Sanz. 

-Álex? – Malú me mira desde el sillón – estás bien?

-Se ha quedado flipado… - dice Alejandro riéndose mientras entro al salón – pero tío! – exclama levantándose del sillón y viniendo hasta mí – qué ganas tenía de verte hombre… - me da una palmadita en el hombro –

-Eh… - balbuceo – joder… - digo intentando expresar lo que siento –

-Jajajaja! – se ríe – no me jodas que te impone verme…

-Hombre… - digo intentando parecer una persona normal – joder, no me lo esperaba…

-Tenías que haberle avisado… - dice mirando a Malú –

-Ah, que sabías que venía? – digo indignado mirando a Malú –

-Eso por lo de antes… - dice triunfante –


-Coño… - dice Alejandro sonriendo tiernamente – seguís como si no hubiera pasado el tiempo… - nos mira alternativamente –

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